Testimonios: “Muchas gracias por su participación”

A pesar del talento y la dedicación, nuestro sistema deportivo padece de precariedades y serias contradicciones que atentan contra su desarrollo. Rodrigo Ríos comparte las experiencias de un entrenador que bien podrían ser, o representar, las de muchos otros; voces necesarias de ser escuchadas.

 

[Testimonios] por Rodrigo Ríos:  

Chile es un país reactivo, cada cierto tiempo dependiendo del clima interior la gente reclama, exige, corcovea, se enoja, e insulta, pero todo continúa casi igual. Dependiendo del gobierno de turno los reclamos van de un lado para otro buscando un cambio pero sin alcanzar la esencia de nuestros problemas. Centrados en mantener los dividendos eleccionarios, seguimos en el mismo sistema que nos impide desarrollar políticas inteligentes en los diversos temas. Durante años he transitado por el mundo deportivo y trataré de explicar a través de esa experiencia como funciona nuestro deporte y porqué es reactivo.

Los primero que quiero dejar claro es que en nuestro país existe talento, que tenemos niños con habilidades de sobra para estar a nivel mundial en muchas disciplinas. A modo de ejemplo, lleve una jabalina de 600 gramos al liceo donde trabajo y un alumno de 15 años con una simple explicación logro un tiro de 50 metros, otro jugando al salto triple corriendo por una pista de pasto y tierra improvisada en un patio logró saltar 11.50 metros, dos semanas más tarde con algunas instrucciones saltaba 12.50 en un campeonato Soprole.

Durante algunos años participé del mundo de la halterofilia, compartía mi tiempo de clases en el liceo, 15 cursos, más algunas horas en la universidad y los entrenamientos personales para darme maña y motivar a mis alumnos a entrenar la disciplina, varios de ellos lograron rendimientos de nivel nacional e internacional; Pedro Muñoz, Herbert Leyton, Ignacio Arriagada, Daniel Hernández, Luis Vargas, Nestor Contreras, Alberto Campos, Cristian Medina y otros. Un día el Instituto Nacional de Deportes me llamó, consultó sobre estos alumnos, y me ofreció trabajar algunas horas para ellos como ayudante avanzado en el tema de las pesas. Así pude compartir con un grupo excepcional de profesores y entrenadores de la región que llevan en sus hombros el peso del deporte.

A un entrenador regional se le paga en base a honorarios, en la actualidad unos 600 mil pesos aproximadamente. Al ser honorarios si se enferma o sufre un accidente, muchas gracias por su participación. ¿Por qué quienes llevan el peso del deporte deben tener este tipo de contrato? y los ‘profesionales de planta del IND’ ¿qué contrato tienen?, ¿existe una carrera para los entrenadores en Chile?, ¿cómo se motiva a un profesional a seguir en el sistema?

El entrenador debe ir a unos diez campeonatos al año, cada una de esas actividades no están dentro de tus horas de trabajo, es decir son un regalo de tu tiempo para los alumnos. Viajas un viernes, tienes una reunión técnica –te pueden dar la una de la mañana-, te levantas a las 7 de la mañana –dependiendo de los pesajes en el caso de las pesas- y terminas a las 10 de la noche de competir, lo mismo el domingo, y el lunes regresas a tus clases. Puede, como sucedió en alguna oportunidad, que el martes llegue el metodólogo a supervisar. Saca su carpeta cuenta los alumnos, y la pregunta del millón “Profesor ¿En qué parte del periodo se encuentra?” La verdad es que depende de la hora, del frío, del nivel del alumno, del estado de ánimo del entrenador.

El IND cuenta con un sistema de planificación francamente estúpido, debes poner por minutos lo que se hace en fuerza, velocidad, resistencia, flexibilidad, y otras cosas. En la celda donde debíamos poner una “C” para el día de campeonato por error puse una “P”, mi teléfono tenía diez llamadas perdidas, y el metodólogo –en un arranque de desesperación- fue al lugar de entrenamiento para descifrar la incógnita. Mi respuesta fue que la “P” es pico para el que lee. Posteriormente explique que fue un error de coordinación óculo manual. Fue tanta la presión sobre la importancia de los informes, que en otra oportunidad las celdas de la actividad del día se fueron con unos lindos poemas, nadie se percató que abril sólo fue poesía.

¿Alguna vez preguntaron qué tipo de planificación era la que más nos acomodaba para nuestro trabajo? NUNCA. “Profesor ¿Aplicó los test del CER, de abdominales y flexiones de brazos?” Señor metodólogo: esos test no son de mi interés. Tengo un gordo de 120 kilos de peso que hace 10 flexo-extensiones de brazos y 25 abdominales en un minuto, pero es coordinado, tiene una velocidad impresionante, compite sin miedo a nada, mejora 20 kilos lo que hace en los entrenamientos, los dos test que usted requiere para llenar la planilla carecen de importancia para mí. Respuesta: “Pero, ¿Qué va a decir Santiago?”

Nunca los entrenadores pudieron dar cuenta del cómo –realmente- lograban hacer que sus atletas rindieran; entre ellos estaban Jorge Grosser, Daniel Camousseigt, Hernán Cerro, Gualberto Mesa, todos ellos con resultados destacados a nivel internacional. Tampoco del cómo un profesor de liceo se las arregla para tener los resultados destacados con sus alumnos. En todos estos años las reuniones fueron un monólogo del IND, “Santiago está feliz porque la octava región envía todos los papeles en orden”.

El año 1980 los entrenadores de Argentina se reunieron y definieron que se requería para estar a nivel mundial en un deporte: diez años de preparación básica, altura mínima a los 14 años para deportes como basquetbol o voleibol, acordaron qué hacer dependiendo de los años de progreso. Los resultados están a la vista.

Entonces, conocemos los tiempos que se requieren para tener deportistas de alto rendimiento, tenemos calidad profesional, entrenadores capacitados, talento deportivo, infraestructura en algunos lugares y falta de ella en muchos otros. Nos falta calidad administrativa, políticas de estado –no de gobierno-, dejar de inculpar a la derecha o la izquierda por la inoperancia –hasta el momento todos han sido inoperantes-, proteger a los deportistas y entrenadores de nivel, invertir en conocimiento deportivo.

Existe tal grado de ignorancia en nuestro país, que se construyen estadios como el de Concepción con aforos de 30.000 personas para jugar un par de partidos de la copa América. La misma ciudad ganó los juegos nacionales de pesas el año 2012, y no existe un solo lugar decente para la práctica de este deporte en el Gran Concepción.

 

Rodrigo Ríos - Entrenador